Tercera Acción

A las mujeres olvidadas por la historia…

Patriótico, patriarca, patrimonio son parte de la misma oda al falo, el mismo verso rallado en el que parece haberse entrampado nuestro puerto. En este sentido, una de las zonas urbanas más emblemáticas de Valparaíso es la Plaza Sotomayor, plaza que congrega a su alrededor armas, artes, cultura y a tantos héroes tiesos de tradición. En medio de esta plaza se erige una estatua de enormes dimensiones, que parece estar ahí no sólo como memorial dedicado a los héroes sino además como recordatorio del orden que no debe vulnerarse, orden de patriarcas cuyas espadas atraviesan simbólicamente la calles, pene-trando cada uno de los pliegues ciudadanos. Nuestra intervención callejera de mayo tuvo que ver precisamente con el intento de burlar esta fálica fachada. Vestidas de candelarias nos armamos de guaripola y estandartes y en el corazón patrio de nuestro puerto parodiamos a los próceres y sus milicas marchas. Ni la lluvia torrencial, ni los militares apostados en la plaza nos hicieron desistir de nuestro designio: inaugurar una estatua signada en femenino, dedicada a las mujeres de armas tomar, justo frente al monumental memorial de los patriarcas. En medio de tanto padre de la patria preferimos ser huachas, huérfanas de padre y sobre todo cómplices y devotas de las matrias, las madres tierra, las mujeres sin patria. Frente al olvido recurrente de la historia escogemos la memoria, la fuerza que ha preservado fuera de los libros el nombre de la Candelaria y de los mil rostros de lo femenino que ampararon nuestra acción en esa mañana lluviosa de mayo.